miércoles, 1 de diciembre de 2010

La Historía del arte

HISTORIA DEL ARTE ARGENTINO.
Periodo Prehispánico.
Dentro de este período se destacan las culturas del noroeste, consideradas como las que alcanzaron el más alto grado de desarrollo antes de la llegada de los españoles. Eran agroalfareras, basaban su economía en el trabajo de la agricultura y conocían las técnicas de la cerámica, metales y textiles.
Ubicados fundamentalmente en los valles de Catamarca y Salta; llevaban una vida sedentaria, se juntaban en grupos que mantenían una considerable cantidad de población y una organización social más compleja que la de los pueblos de la Patagonia y el Litoral. A su vez, este período se divide en: Temprano y Medio (antes del 900 d.C.) y Tardío (900 - 1480 d.C.). 
Sobresalen las culturas de La Ciénaga, Condorhuasi, del oeste de Salta; La Aguada (período medio) ubicada en Catamarca, sur de Salta y norte de la Rioja hasta el norte de San Juan; Belén y Santa María (1000 de la era cristiana) se localizaron en los valles del oeste catamarqueño y en los de Yacavil y Calchaquí respectivamente.
  
Cerámicas decoradas con figuras geométricas, imágenes reales o fantásticas; vasos efigies que representan seres humanos o animales; urnas policromadas o grandes discos de metal decorados con figuras esquemáticas limitadas por líneas de relieves, conforman la producción de estas culturas que, actualmente, se hallan dentro del patrimonio de la división de Arqueología del Museo de La Plata.

Las culturas nativas dejaron también su testimonio en grutas y abrigos de las montañas: Salta, San Luis, Tucumán, Jujuy, Córdoba y la Patagonia son las zonas argentinas que ofrecen muestras de arte rupestre.   



PERÍODO COLONIAL 

El rasgo que caracteriza a las obras de este período es, como sostiene Héctor Schenone, El predominio de lo religioso... y la funcionalidad que se otorgó al arte como instrumento persuasivo y transmisor de ideas. Artistas y artesanos trabajaron en función de una comunidad cuya vida social estaba centrada en el templo.
La Iglesia misma era una manifestación de esos valores: fachadas-retablo eran el nexo entre los hombres y el espacio sagrado, al interior, los retablos repetían esta función y en ellos los artistas coloniales lograron notables exponentes.
Numerosos artistas de origen español e italiano, llegaron a estas tierras y realizaron pinturas y esculturas religiosas y retratos de personajes de la Iglesia y de funcionarios civiles. Merece destacarse que desde el siglo XVII, también llegaron a Buenos Aires numerosos envíos de obras provenientes de talleres europeos.


Peralta
Rubén
MV

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